El Secretariado Unificado contra una república democrática y laica en Palestina


En marzo de este año, Michael Warshavski, dirigente de la disuelta Liga Marxista Revolucionaria Matzpen (2), organización adherida al Secretariado Unificado de la IVª Internacional (SU) y actual directivo del Centro Alternativo de Información en Jerusalén, publicó un artículo en contra de la consigna de un estado único, democrático y laico, y a favor de convertir a Israel en un estado bi-nacional (3).


 


La consigna de un estado palestino democrático y laico en todo el territorio del mandato británico fue levantada por militantes antiimperialistas palestinos (árabes y judíos), antes y después de la creación del estado de Israel. De algún modo, fue también la consigna de la OLP en su constitución, hasta que, a mediados de los años 70, su dirección comenzó a hablar de la creación de un estado en cualquier parte del territorio palestino que se liberase. Esto fue planteado como una etapa de transición, aunque en verdad no fue más que la aceptación del plan de partición de 1947, propuesto por el imperialismo, apoyado por el stalinismo y aceptado por el sionismo.


 


De este modo, la dirección de la OLP preparaba el terreno al renunciamiento histórico de la lucha palestina. Este renunciamiento se concretó con el proceso abierto por los acuerdos de Oslo, a saber, la creación de un estado palestino títere, en menos de un 30% del territorio histórico de Palestina, y la preservación del estado de Israel como gendarme regional.


 


El ataque de Warshawski a la consigna de un estado palestino único, democrático y laico, tiene que ver con el relanzamiento de esta consigna en ciertos círculos de militantes democráticos palestinos y judíos, y el correcto balance de los acuerdos de Oslo. 


 


"Solución progresiva"


 


El autor del artículo aboga por una "solución progresiva" al "conflicto israelí-palestino" y dice que los principios para esa solución deben basarse en los siguientes tres puntos: "1) debe haber un acuerdo entre los dos lados, y no ser impuesto por uno u otro sector; 2) debe asegurar la coexistencia pacífica y la seguridad de todos los residentes, incluyendo a los refugiados palestinos que decidan ejercer su incondicional derecho al retorno, y 3) deberá dar una respuesta a la cuestión de la existencia nacional de las dos comunidades que viven en Palestina: la población local palestina, incluyendo a los refugiados palestinos, y la población judía, que se ha asentado aquí, así como también sus descendientes" (4).


 


De más está decir que la terminología usada corresponde más bien al vocabulario de la izquierda sionista que al de un marxista revolucionario. "Conflicto israelí-palestino" es el eufemismo politically correct para referirse a la lucha por los reclamos nacionales palestinos, y a la agresión colonialista israelí en todo el Cercano Oriente. Esa expresión considera que existe una simetría entre los justos reclamos palestinos y el supuesto derecho a la existencia del estado sionista. Es por ello que Warshawski pone como condición número uno que ninguno de los lados "imponga" al otro los principios de la "solución". ¿Pero si los palestinos no pueden imponer mediante la lucha sus reclamos, espera Warshawski que el sionismo graciosamente acepte cederlos?


 


Es que para el autor del artículo ambos lados tienen igualdad de condiciones. La realidad es que el lado israelí es totalmente superior y puede imponer, como en los recientes acuerdos de Oslo, su voluntad. Sin la derrota política del sionismo por parte del movimiento de masas palestino, al que se tienen que sumar las masas judías, no hay solución. En ese sentido, la utilización en el artículo de la cuestión de los refugiados palestinos es puramente propagandística. No hay derecho al retorno y solución del problema de cientos de miles de refugiados sin el desmantelamiento de todo el sistema jurídico-político montado por Israel. No en vano los acuerdos de Oslo han evitado olímpicamente siquiera la mención del problema.


 


"Colectividades nacionales"


 


Warshawski dice que la consigna del stalinismo "dos estados, para dos pueblos" a secas, adoptada hoy en día por la izquierda sionista, el laborismo y la misma OLP, ignoraría la existencia de la minoría árabe dentro del estado de Israel y perpetuaría su opresión y discriminación.


 


Sin embargo, el argumento central en contra de la consigna de un estado palestino único, democrático y laico sería la existencia "aquí de dos colectividades nacionales, la judía y la árabe, y (el hecho de que la propuesta) no llena las necesidades de esas comunidades para garantizar su existencia" (5).


 


Warshawski hace el ridículo cuando acusa a la propuesta de un estado, democrático, y secular y único de "negar la existencia nacional judía en el país o, mucho peor, de ignorarla" (6).


 


Pero, ¿no es ésta la misma concepción stalinista de la partición? Las colectividades existen, pero sólo un ciego puede considerar que exista simetría entre ambas. Mientras una colectividad es y ha sido utilizada por el sionismo y el imperialismo como opresora, teniendo todos los derechos formales, la otra ha sido expulsada de sus tierras, es oprimida nacional y socialmente, y tiene similares derechos a los que tenían los esclavos en la Grecia antigua.


 


Al final, Warshawski muestra que la supuesta diferencia entre el sionismo de izquierda, el stalinismo y Matzpen son relativas, al decir que entre las soluciones progresivas se encuentran "1) un estado binacional en toda Palestina" o "2) una solución de partición que convertiría a Israel en un estado de todos sus ciudadanos". Esto último equivale a ignorar la misma esencia del estado judío y, sinceramente, no creemos que Warshawski la ignore.


 


Matzpen y el Secretariado Unificado con Oslo


 


La posición de Warshawski tiene la ventaja de poner claramente blanco sobre negro la posición de la corriente política representada en Matzpen, organización que nunca abogó por un estado democrático y laico sino por la "des-sionización" del estado de Israel, tanto en su versión de la llamada Organización Socialista Israelí (7), como en la de la LMR. Contrariamente a lo que dice Warshawski, Matzpen no vio "en cualquier partición de Palestina una violación de los derechos de auto-determinación del pueblo palestino" como la propuesta del Partido Comunista israelí de "dos estados, para dos pueblos" (8). La propuesta de des-sionización del estado judío no fue planteada como el desmantelamiento de Israel como estado colonial. La propuesta de convertir a Israel en un estado de dos colectividades o en un estado de todos sus ciudadanos es una propuesta utópica reaccionaria, como lo es la consideración de la izquierda sionista de que Israel es un estado democrático (burgués) porque tiene un parlamento y hay elecciones cada cuatro años, ignorando el carácter colonial racista del estado y sus instituciones.


 


Podrá decirse que en el artículo que analizamos, Warshawski ya no representa la línea de Matzpen y el SU. Esto no es cierto, ya que la disolución de la organización no le impide a Warshawski seguir escribiendo en el órgano oficial del SU, International Viewpoint.


 


Es más, Warshawski es hoy en día un activo dirigente del grupo Bloque de Paz, liderado por el sionista de izquierda Uri Avneri, quien apoya los acuerdos de Oslo y cuya consigna central es precisamente… "dos estados, para dos pueblos". Y no es casualidad que en uno de los últimos números de International Viewpoint (septiembre de 1998), haya un reportaje a uno de los dirigentes del Bloque de Paz donde se explica una reciente campaña de ese grupo.


 


No en vano, antes de su disolución, Matzpen apoyó críticamente los acuerdos de Oslo. Un año después de firmado el primer acuerdo, dice Warshawski : "El acuerdo firmado entre el gobierno israelí y la OLP en Oslo será sin duda el primer paso hacia el establecimiento de una paz israelo-palestina basada en la realización del derecho de autodeterminación para los dos pueblos si, y sólo si, dos condiciones se llevan a cabo, que aparentemente no han sido incluidas todavía en los acuerdos israelí-palestinos:


 


"-Un firme desplazamiento de los colonos (…)


 


"-Un inmediato y comprensivo cambio en la relación de la administración militar hacia los residentes de los territorios ocupados en toda la Cisjordania y la franja de Gaza.


 


"(…) Si estas condiciones son cumplidas, el acuerdo israelí-palestino pavimentará el camino para una verdadera paz entre los dos pueblos que habitan esta tierra" (9).


 


Como se ve, no hay aquí ninguna satisfacción de las consignas democráticas y nacionales en Palestina, y mucho menos des-sionización del estado de Israel. La aceptación de los acuerdos de Oslo significa por parte de la corriente matzpenista, lisa y llanamente, la sumisión al orden imperialista dictado por Estados Unidos con el apoyo y satisfacción de Rusia, el sionismo, los regímenes reaccionarios árabes y la burguesía palestina, representada en la dirección de la OLP.


 


Pero esta tendencia no responde a un fenómeno nacional sino internacional. Matzpen fue hasta el momento la sección "israelí" del Secretariado Unificado de la IVª Internacional. Esta corriente ha apoyado todos los llamados acuerdos de paz en Irlanda, Sudáfrica y el Medio Oriente, acuerdos tutelados por el imperialismo. El apoyo a estos procesos no sólo es el reflejo de una cuestión táctica sino que se inscribe en el proceso en el que las principales secciones del SU han abandonado conscientemente la lucha por el socialismo (10).


 


República única, democrática y laica


 


La lucha por los reclamos nacionales palestinos y de las masas en general en el Medio Oriente es incompatible con la existencia del estado sionista. Los mínimos reclamos sociales, salario, ocupación, tierra, vivienda, etc., como los reclamos por la plena vigencia de los derechos civiles para todos los habitantes de la región necesitan del desmantelamiento del régimen colonial vigente representado en el estado de Israel y el seudo-estado palestino en formación.


 


Lo único que puede reemplazar al régimen imperialista vigente y dar plena satisfacción a los reclamos de las masas palestinas (incluyendo a los refugiados) y de las masas judías es una república democrática y laica en todo el territorio de la Palestina histórica.


 


Esta consigna, contrariamente a lo que dice Warshawski, no ignora a las masas judías sino que contempla desde un punto de vista histórico su incorporación a la lucha antiimperialista en la región juntamente con las masas palestinas.


 


Sólo un marxista vulgar puede confundir una colectividad nacional con su dirección. Si, como dice Warshawski, hay aquí dos colectividades nacionales, entonces debe haber un estado para un colectividad (judía) y otro estado para la otra (palestina). Todo lo demás es cháchara.


 


Es en realidad Warshawski quien ignora a la colectividad judía, ya que confunde la dirección sionista y su estado, con la población judía que vive hoy dentro de ese estado. Y también ignora a la colectividad palestina, ya que ha confundido (como todas las corrientes de la izquierda sionista o "no-sionista", el stalinismo y otros grupos centristas, Ibn el Balat, Derekh Ha-Nitzotz, etc.) a la dirección burguesa de la OLP con las masas palestinas.


 


Hace 46 años, Abraham León vaticinaba que la solución del problema judío no podía resolverse de ningún modo con la creación de un estado judío en Palestina, y que a lo sumo se crearía un nuevo ghetto reaccionario (11). León no hacía más que retomar lo que 150 años antes Marx analizaba respecto del problema judío: a saber, que dicha cuestión no podía resolverse sin la destrucción de las relaciones de producción del capitalismo. El SU, Matzpen y la izquierda local obviamente no han aprendido esta lección.


 


La lucha por el socialismo en la región sólo puede pasar a través de la unión de las masas explotadas y, en primer lugar, por el cumplimiento de la consigna democrática y nacional por excelencia en Palestina, a saber la abolición del sistema de apartheid presente hoy y la instauración de una república democrática y laica.


 


A su vez, los acuerdos de Oslo han puesto de relieve el grado de colaboración entre la burguesía israelí y la burguesía palestina, conjuntamente en su dependencia del imperialismo norteamericano. Por ello la consigna de una república única, democrática y laica sólo puede ser cumplida por una dirección que represente los intereses del proletariado y todos los sectores de los trabajadores de la ciudad y el campo, en todo el territorio bajo dominio israelí y/o de la OLP.


 


 


Notas


 


1. Militante trotskista, integrante del Comité de Solidaridad con Hebrón. El presente artículo es similar a uno presentado a la revista Tribuna Democrática, a publicarse en árabe y hebreo.


 


2. Matzpen (en hebreo, brújula) era el nombre de su órgano de prensa y el nombre por el que el grupo fue más popularmente conocido.


 


3. M. Warshavski, "The Principle of Bi-Nationalism and the Right of Self-Determination", en News from Within, 13 de marzo de 1998, págs.17/22.


 


4. Ibídem, págs. 17/18.


 


5. Ibídem, pág. 18 (subrayado en el original).


 


6. Ibídem, pág. 22.


 


7. Ver por ejemplo Natham Weinstock, El sionismo contra Israel, Cuadernos Rojos. Buenos Aires, 1974.


 


8. Warshawski, ibídem, pág. 17.


 


9. M.Warshawski, "One Year After. Second Thoughts on the DOP", en News from Within, 10 de noviembre de 1994, pág. 10. La sigla DOP se refiere a la llamada Declaración de Principios de Oslo u Oslo I.


 


10. Ver "Lutte Ouvrière frente a la liquidacion de la LCR de Francia", En Defensa del Marxismo, N° 20, págs. 116-120.


 


11. Cf. Abraham Leon, Concepción Materialista de la Cuestión Judía, El Yunque Editora Bs. As., 1975.


 

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