En la lucha contra la restauracción capitalista en Rusia. La posición de los comunistas


La restauración burguesa en la URSS y en otros países nos urge, a los comunistas, a responder en forma probadamente científica, a las siguientes preguntas, para ser convincentes hacia los trabajadores:


 


1) ¿Es la revolución de Octubre un fenómeno único, que se relaciona con la llamada vía rusa hacia una sociedad de capitalismo industrial moderno partiendo de la sociedad patriarcal (la tesis que levantan nuestros adversarios ideológicos), o abrió genuinamente el camino hacia el socialismo y el comunismo para toda la humanidad?


 


2) ¿Cuáles son entonces las causas de la restauración del capitalismo en la URSS? ¿Cuándo comenzó la desviación respecto a la trayectoria del desarrollo socialista? ¿Fue inevitable esa desviación?


 


3) ¿Es reversible la restauración burguesa, tiene Octubre una perspectiva histórica en Rusia y todo el mundo? ¿Se agotó realmente la cuota de revoluciones para Rusia? Sí no es así, ¿qué formas tomará la nueva revolución socialista?


 


Sobre la base de las tesis del programa del Partido de los comunistas rusos (PRC) presentaremos nuestra visión de estos problemas fundamentales.


 


El programa del PRC establece que a pesar de la actual recaída histórica en el capitalismo en la URSS y los países de Europa Central y del Este, la revolución socialista de Octubre de 1917, en Rusia, fue un punto de quiebre en la historia humana, que generó una nueva y prolongada era histórica de transición del capitalismo al comunismo, la era del despliegue de la organización socialista de la sociedad. Finalmente, los logros históricos de la gran revolución socialista de octubre son irreversibles, de la misma forma que fueron irreversibles los logros de las grandes revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII a pesar de las restauraciones de los Estuardo y los Borbones. Incluso hoy estas conquistas constituyen una importante precondición para la nueva revolución socialista en Rusia que se diferenciará sustancialmente de las revoluciones sociales que están en la agenda de los países imperialistas del G-7.


 


Rechazamos resueltamente cualquier mención a un carácter accidental o estrechamente nacional de la gran revolución socialista de Octubre. Ella tuvo un origen no sólo ruso, sino mundial, siendo parte integral de un proceso revolucionario global indivisible, generado por el crecimiento capitalista hacia su fase imperialista, acelerado por la Primera Guerra Mundial. Junto a las otras revoluciones socialistas de la primera ola *en Finlandia, Austria-Hungría, Alemania, Bulgaria y otros países* la revolución socialista de Octubre tuvo lugar en el momento histórico, en que el imperialismo había perdido ya su capacidad para una dominación incuestionada, aunque sus reservas no estuvieran todavía agotadas. El movimiento revolucionario en los países arriba mencionados se desarrolló bajo las condiciones de predominio numérico de la pequeño burguesía. Como resultado de esto, la tendencia socialista de esas revoluciones, o resultó derrotada o, como en Rusia, obtuvo una victoria en circunstancias de peligro de degeneración y restauración temporaria del capitalismo.


 


No obstante, la revolución de Octubre y la consecuente reconstrucción socialista cambiaron no sólo a la URSS, a los países de Europa del Este, a China, a Vietnam, a Cuba y otros países de sistema socialista u orientación socialista, sino al mundo en su conjunto.


 


Bajo el inmenso impacto de Octubre el sistema colonial colapsó y decenas de países forman ahora el fuerte campo de los países en vías de desarrollo. La otra consecuencia importante consistió en la formación del movimiento comunista mundial que activó la lucha de la clase obrera por sus derechos y por el poder político. La introducción de reformas importantes en los países imperialistas, tanto del sufragio universal como de sistemas estatales de educación y salud, fueron conquistas de la clase obrera occidental bajo el impacto del modelo soviético.


 


Como resultado de la revolución de Octubre, el proletariado ruso conquistó completamente todo el poder político. Sobre los escombros del estado burgués-terrateniente fue creado el nuevo estado de la dictadura del proletariado, como el más democrático del mundo. Hasta ahora el poder de los Soviets, del pueblo trabajador estructurado de acuerdo al principio productivo-territorial, no ha sido superado. Sobre los escombros de la antigua "prisión de pueblos", fue creado un nuevo estado multinacional *una unión libre y voluntaria de los pueblos. Liberados de la explotación y la opresión, los trabajadores unidos a lo largo de las siete décadas posteriores a Octubre, con su energía creativa, dieron lugar a tal potencial económico y científico como no existió en ningún otro país del mundo, excepto los EE.UU. Es imposible olvidar todos estos logros cuando pongamos de relieve las causas de la restauración capitalista en Rusia.


 


Consideramos que los logros arriba mencionados podrían haber sido mayores si el rol de vanguardia de la clase obrera, manifestado tan claramente en el curso de la revolución de Octubre y la guerra civil, no se hubiera perdido gradualmente en los años siguientes. Capas pequeño burguesas de la burocracia del partido-estado se sirvieron tanto del debilitamiento del proletariado durante la guerra civil y la ruina de la posguerra, como del predominio numérico de capas no-proletarias, para usurpar el poder.


 


Desde fines de la década de 1920 hasta principios de la de 1930 la real socialización de la economía sobre la base de los métodos de la NEP, de los planes combinados de planificación y regulación por el mercado bajo control proletario, de cooperación gradual de los campesinos, fue sustituida por el control burocrático del Estado sobre todos los medios de producción.


 


Como consecuencia, la dirección del partido-estado encabezada por Stalin se fue alejando gradualmente de los principios leninistas de la construcción socialista. La dirección post-stalinista del PCUS no detuvo el proceso de degeneración burocrática en el partido y los soviets. Incluso Kruschev, quien contribuyó tanto a destronar el culto a la personalidad de Stalin y a revelar sus crímenes, ideológicamente siguió siendo un stalinista.


 


Debemos sacar serias conclusiones de la historia dramática y trágica del Bolchevismo en los años 20 y 30. Un partido comunista gobernante debe encontrar el justo equilibrio entre democracia y centralismo en sus propias filas. Está el problema de cómo rechazar los intentos de la contrarrevolución burguesa de valerse de la legalidad soviética para sus propios objetivos. Pero también está el problema del monopolio del partido gobernante, que lleva a la podredumbre de toda la vida política. En nuestra opinión, el bolchevismo, incluyendo a la oposición de izquierda liderada por Trotsky, no pudo encontrar una solución dialéctica correcta a estas contradicciones en toda su dimensión, lo cual predeterminó su trágico destino.


 


Pero si a pesar del alejamiento de las ideas de Marx y Lenin, de la degeneración burocrática del partido gobernante y del estado soviético, de la sustitución de la socialización real de la propiedad por el control estatal; si la clase obrera y los campesinos cooperativizados hubieran tenido el potencial para ser amos no nominales sino reales de su producción, no habrían entregado su propio poder ni su propiedad durante la restauración burguesa y las privatizaciones.


 


La degeneración burocrática de los círculos gobernantes del partido-estado llevó al quiebre del vector histórico natural de su desarrollo. Las contradicciones sociales alcanzaron el rango de antagonismos de clase. En los círculos de la burocracia del partido-estado se fue generando, y fortaleciéndose gradualmente, la aspiración a convertir su control sobre la propiedad social y su limitado poder en propiedad privada burguesa y en un poder ilimitado.


 


Así siguiendo el pronóstico exacto de Trotsky en La Revolución Traicionada, la degeneración burocrática de la dirección partidaria en los años 30 llevó implacablemente a la contrarrevolución burguesa. Trotsky no fijó plazos para esos hechos, que ocurrieron a principios de los 90.


 


Es necesario tener en cuenta también el factor internacional. Siguiendo las recomendaciones de Zbigniew Brzezinski y de otros líderes ideológicos, los servicios de inteligencia occidentales se sirvieron de las perversiones del desarrollo socialista. Los esfuerzos de los centros ideológicos y de los servicios especiales de la Otan se conjugaron con los anhelos arriba mencionados de la burocracia dirigente de los países del llamado "socialismo realmente existente". En este poderoso y resonante golpe de las fuerzas transnacionales y nativas hostiles al pueblo trabajador el mayor peligro está representado por el enemigo de clase interno. Teniendo en sus manos todos los principales medios de comunicación y corrompiendo *mediante coimas y privilegios* a la oposición legal, debilita la resistencia de clase y aspira a paralizarla completamente.


 


Como resultado de casi diez años de accionar de la mano invisible del mercado burgués se causó un daño devastador a nuestra economía. La triste norma de la vida cotidiana incluye la podredumbre de la criminalidad, el absurdo burocrático, la absolutización del mercado y la invasión agresiva de los prejuicios de la estrechez mental, de la vulgaridad y el filisteísmo.


 


Durante los años de su gobierno, los políticos burgueses en Rusia han comprometido la gran palabra democracia más que lo que hicieron los burócratas degenerados, durante medio siglo, con la sagrada palabra del socialismo.


 


Pese a que la degradación y regionalización de la economía rusa y la individualización de la vida social que obliga a la lucha por la supervivencia física hace más difícil la formación de una conciencia de clase del pueblo trabajador, crece el grado de participción masiva y la organización del movimiento obrero. En 1997-1998 fuimos testigos de la tormenta de una guerra civil cuando, indignados por largos meses de deudas salariales, los mineros y otros trabajadores industriales bloquearon las vías férreas con sus piquetes. En esos años en todas las regiones de Rusia, y en algunas también en 1999, hemos visto huelgas en gran escala de docentes y trabajadores de la salud, también protestando por deudas salariales.


 


La señal de un nivel significativamente más avanzado del movimiento obrero son las ocupaciones de plantas privatizadas por sus obreros, bajo la dirección de comités de huelga o sindicales. La planta de papel y celulosa de Vyborg en la región de Leningrado, la fábrica de ingeniería mecánica Yasnogorsk en la región de Tula, la mina de carbón Cernigovo en la región de Kemerovo, son algunos ejemplos de cómo los nuevos jefes rusos y extranjeros fueron echados de sus plantas (que habían comprado baratas). Trabajadores de cuello azul y de cuello blanco no sólo los echaron sino que se las arreglaron para organizar el proceso de producción, mostrando así su capacidad de hacer las cosas sin los explotadores. Por supuesto estos ejemplos son insoportables para la burguesía gobernante. Frente a los prolongados enfrentamientos de clase el poder usó todos los métodos, desde las instituciones judiciales cómplices hasta los asaltos armados contra las guardias obreras. Pero como quedó demostrado en el caso de la planta de papel y celulosa de Vyborg, cuyos obreros fueron la vanguardia de esta lucha en Rusia, los capitalistas y su poder estatal sólo pudieron romper la resistencia de los obreros después de un período de bloqueo económico contra la planta del pueblo y al costo de concesiones económicas temporales.


 


Hoy en día se está llevando adelante una campaña masiva de lucha contra el proyecto legislativo gubernamental de reforma laboral. El gobierno que depende del FMI y de la oligarquía rusa está esforzándose por abolir la jornada laboral de ocho horas, por introducir las horas extra sin compensación, el derecho al despido en cualquier momento y sin motivo, el establecimiento de listas negras para negar el derecho a entrar a trabajar en otras plantas u oficinas, la imposición de la responsabilidad material completa del empleado con el empleador, la anulación de cualquier límite al retraso en los pagos, la autorización de emplear a madres de niños menores en turnos nocturnos, la reducción de la licencia paga por maternidad de 3 años a un año y medio y la liquidación de todos los derechos esenciales de los sindicatos, incluyendo los que los habilitan a impedir los despidos y el deterioro de las condiciones laborales. Nuestro partido está participando activamente en la lucha de las fuerzas de izquierda rusas contra este bárbaro proyecto de ley.


 


¿Qué es lo que ayuda a nuestros enemigos de clase, en esta etapa de la lucha de clases, a mantenerse en el poder e incluso fortalecerse?


 


En primer lugar, cierta estabilización, y en los tiempos más recientes, un crecimiento económico en algunas ramas, básicamente como consecuencia de una situación temporalmente favorable en el mercado petrolero mundial. Y la caída del rublo después de la crisis de agosto de 1998.


 


En segundo lugar, distrajeron hábilmente la atención del pueblo trabajador desde su genuino enemigo de clase a la pelea entre los distintos canales de TV que pertenecen a distintos clanes del gran capital comprador nacional.


 


En tercer lugar, la no existencia de un partido marxista de masas y el oportunismo de la dirección del Partido Comunista de la Federación Rusa. Objetivamente los líderes del PCFR contribuyeron a un arreglo favorable a la gran burguesía rusa y el capital transnacional en la dirección política de Rusia. Por un largo tiempo el lugar central en las ediciones del PCFR, en sus documentos partidarios y en los discursos de sus dirigentes estuvo y sigue estando ocupado por la propaganda patriótica por encima de las clases. Estas consignas fueron muy fácilmente apropiadas a su favor por los ideólogos burgueses, que solidificaron la efectividad de estas consignas aprovechando el boom chovinista provocado por la segunda guerra de Chechenia; como también el doble golpe exitoso para el Kremlin, del resultado de las elecciones parlamentarias de diciembre de 1999 y de la victoria de Putin en la elección presidencial del 26 de marzo de 2000; todo lo cual hizo más remota la transición de Rusia hacia una vía de desarrollo socialista.


 


Hoy, para los trabajadores, el único camino sigue siendo el camino revolucionario de la autoorganización de clase y la lucha huelguista, apuntando a la transición del poder estatal de conjunto, hacia órganos liderados por el movimiento obrero y mediante la desobediencia civil, de manera que estos órganos se desarrollaran en un sistema de poder del tipo soviético. En cuanto a las ilusiones parlamentarias, muy difundidas entre la llamada "oposición responsable y constructiva" representada por el PCFR, el sangriento golpe de estado de Yeltsin en otoño de 1993 muestra que en la Rusia contemporánea la vía puramente parlamentaria para que el pueblo trabajador llegue al poder es imposible.


 


No excluimos la utilización del parlamentarismo burgués con fines revolucionarios. Pero estamos resueltamente en contra de limitar la lucha de clases a métodos puramente parlamentarios.


 


Uno no puede más que reírse de los debates anticientíficos y antimarxistas sobre el agotamiento y un límite para las revoluciones en Rusia. Los conjuros oportunistas no pueden frenar los procesos históricos objetivos.


 


El proletariado de Rusia necesita en forma acuciante una fuerte vanguardia política marxista. Y nuestro partido, junto con muchas organizaciones de izquierda, forma parte del movimiento por la creación de un partido obrero marxista de toda Rusia.


 


Para nosotros la solidaridad de los que piensan como nosotros en el exterior, la solidaridad internacional de los trabajadores es muy importante. Esta solidaridad ya jugó un rol significativo en nuestra lucha contra el código laboral del gobierno. Hemos considerado y consideramos nuestro deber propagandizar ampliamente los materiales de la conferencia socialista anti-Otan de los Balcanes, del 22-24 de enero de 2000, en Atenas, la conferencia de trabajadores y activistas del 11-14 de febrero en defensa de los sindicatos independientes y de los derechos democráticos en San Francisco. Un lugar privilegiado en nuestra propaganda será dedicado también a la reciente reunión de marxistas de Buenos Aires.


 


Aunque en forma despareja, hoy el mundo entero está ingresando en una nueva ola de shocks revolucionarios. El capital financiero está superando al capital industrial. La crisis de sobreproducción del capital se ha convertido en un rasgo de su globalización. Dado esto, solo el mutuo apoyo y la cooperación entre los trabajadores del Norte y del Sur, del Este y del Oeste harán posible para nosotros ganar la lucha decisiva entre el trabajo y el capital.


 


¡Viva la revolución socialista en Rusia y en todo el mundo!


 


 


(*)Los autores son miembros del Partido Regional de los Comunistas (Sección de Leningrado del Partido de los comunistas rusos, PRC).


 

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